El martes, 22 de octubre, celebración del 'Adoremus' en la parroquia de San Sebastián
El martes, 22 de octubre, a las 20:30 horas, en su sede canónica de la parroquia de San Sebastián, la Hermandad Sacramental, Mercedaria y de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras y María Santísima de la Caridad y del Consuelo celebra un nuevo 'Adoremus'.
El 'Adoremus' es un camino espiritual de encuentro con Jesús Sacramentado que discurre en un clima de oración donde hay que dejarse ser mirado por nuestras imágenes titulares y expresarles nuestros sentimientos. Es un momento de intimidad y comunicación mediante el cual podemos ir creciendo y madurando en nuestra vida de fe. Es un encuentro donde poder descansar ante el Señor aquello que nos envuelve cada día. Es un oasis en medio de nuestras rutinas y tareas. Un momento de recogimiento y oración ante nuestro Padre celestial.
La estructura del 'Adoremus' es sencilla. Se trata de un momento intenso de oración personal y comunitaria guiada a través de textos bíblicos, algunos cantos que nos llevan al encuentro con el Señor y su Madre y una breve reflexión sobre algún aspecto de la Iglesia que nos ayude a contemplar y sentir el amor para ser anunciadores del Reino de Dios a través de las acciones caritativas, testimoniales y de fraternidad con nuestros Hermanos y, en especial, con los más desfavorecidos.
A través de la contemplación y el diálogo con el Señor, experimentamos el amor que transforma nuestras vidas y que dinamiza nuestra vida de hermandad, nos une en comunión con la Iglesia universal y nos hace más fraternos entre nosotros. Asimismo, durante estos encuentros se ofrece la posibilidad de celebrar el sacramento de la reconciliación para seguir adelante en el camino de la fe pese a nuestras caídas invitándonos a ser perdonados.
Es importante que continuemos celebrando estos momentos de oración comunitarios con los que poder profundizar en el sentido que tiene hoy que Jesús fuese despojado de sus vestiduras, porque sigue habiendo muchas personas que son desvestidas de su dignidad por diversas situaciones y a las cuales debemos prestar nuestra atención, siendo esperanza y consuelo en sus dificultades y poniendo en juego los dones que el Señor nos regala y que fructifican en el encuentro e intimidad con Él mediante la oración.